lunes, 10 de junio de 2013

Recordando la muerte de Oswaldo Paya a partir de los acontecimientos recientes en el Movimiento de Liberación Crisitiano





A Payá, en su primer día sobre la eternidad.

de Ana Olema (Notas) el domingo, 22 de Julio de 2012 a la(s) 18:58
No es mi pueblo, morada ya jamás
Del pacifismo turdetano.

Sé, que se han dejado invadir
Lentamente, sin resistencia.

Las causas existen:
Hay un cansancio;
Agotamiento que deviene en derrota,
Y en sometimiento de la voluntad.

Un pueblo que tiene leyes de hace siete mil años
Es ineludiblemente un pueblo en decadencia.

Tenemos un rey, que le dicen vestido en oro:
Enormemente rico.
Sus súbitos son los más cultos entres los íberos,
Y los peores guerreros.

Cuando vino la invasión:
Se dejaron vencer sin arresto belicoso.

Mi pueblo había arribado al otoño.
Mi urbe milenaria,
Respetaba en demasía a los ancianos,
Y era, por tanto, un pueblo de viejos;
Síntoma delator de esas civilizaciones
En las que no hay nada que hacer.

Pero, recordemos bien que sucede,
¿De dónde proviene Hércules,
En que suelo realizó sus hazañas:
-los toros de Gerión, las manzanas
De las Hespérides y la sumisión del
Can Cerbero-?

No es cuestión de huir al pasado,
Sin dudas, hay que liquidar nuestra guerra.

Pero, tal vez, sea buen tiempo
De que la memoria nos sirva en la cosecha.

Mala conducta, esta, de estar pacíficamente
En la espera.

Hábito no educativo aprendido en las clases
Sobre la formalidad (no toser, no escupir, no pensar).

Los demás viven en una fuga de sentimientos,
Yo pierdo el tiempo y la paz virtual,
Al caer en lugar común como la crítica a los
Sistemas represores de la espontaneidad.

Los demás viven dispuestos a ausentarse,
Escaparse, no asumir responsabilidad
De ver lo caduco que somos:
Lo absurdo de nuestra existencia.

No es mi pueblo, morada ya jamás
Del pacifismo turdetano.
La rabia y el dolor nos dio la fuerza
para cobijar la rebeldía,
y convertirla en nuestra residente...
por siempre.

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